lunes, 27 de octubre de 2008

Leyendas urbanas: Cuidado con lo que deseas ...


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Ultimamente a Maria todo le salía muy mal, no tenía ningún éxito con los estudios, sus padres acababan de divorciarse y sus amigos le habían dejado de lado. Así que un día decidió suicidarse. Escribió una carta de despedida y eligió una soga para atársela al cuello. Empezó a temblar y le dio tanto miedo que al final decidió no hacerlo.

Ese mismo día había tenido una discusión con su mejor amiga, y pensó: "Ojalá fuera ella la que estuviera aquí en mi lugar, intentando quitarse la vida, y ojalá lo consiguiese".

Al día siguiente, cuando Maria entró en clase, se encontró a su amiga Noemí que, hecha un mar de lágrimas, le preguntó: '¿No te enteraste? Sandra se ahorcó, dejo esto para vos. Era una carta. Ponía lo mismo que su carta de despedida, era idéntica, salvo en una cosa, al final decía:

Gracias por tus pensamientos. Estuve a punto de tirar la toalla, como tú, pero tus palabras me dieron ánimo para hacerlo. Sé que llevarás la culpa toda tu vida de mi muerte y te dolerá hasta el aliento por haberme matado. Tus deseos se han cumplido. Deseaste que ojalá lo consiguiera y así lo he hecho. Hasta pronto, amiga mía.

Pocos días después, Maria corrió la misma suerte, arrastrada por los pensamientos de su amiga, supo que la unica forma de callarlos era terminar con su vida.

Algunos dicen que todavía se escuchan los llantos de desesperación de estas chicas y saben muy bien que son los de ellas, por una sensación de frío que corre por el cuello de todo aquel que las escuche.

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