martes, 15 de julio de 2008

Atención mujeres: especialistas recomiendan dejar de fumar al inicio de la menstruación


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Cuando se deja el cigarrillo durante la fase folicular del ciclo menstrual (comienzo de la menstruación) se obtienen mejores resultados, informa la Sociedad Iberoamericana de Información Científica (SIIC).

Esta fase se asocia con menores tasas de recaída aún después de 9 semanas de la finalización de la terapia.

Las consecuencias del tabaquismo sobre la salud son conocidas; más aún, algunas de dichas consecuencias son particularmente graves en la población femenina.

Y a pesar de que hasta el momento no se ha investigado en forma sistemática el efecto del ciclo menstrual en el éxito de los tratamientos para dejar de fumar, se ha sostenido que las mujeres que comienzan dichas terapias en la fase lútea (luego de la ovulación, cuando el cuerpo lúteo produce progestorona) o premenstrual parecen mostrar peores resultados con respecto a aquellas que lo hacen en la fase folicular o preovulatoria.

Varios aspectos de la conducta adictiva varían entre hombres y mujeres; el ciclo menstrual, controlado por fluctuaciones hormonales, afecta la conducta femenina y podría ser la causa de dichas diferencias.

En la investigación, sus autores analizaron el papel del ciclo menstrual como factor determinante de recaídas en las mujeres que realizan el tratamiento para dejar de fumar con reemplazo de nicotina.

El estudio incluyó 102 individuos (65 hombres y 37 mujeres). En cada caso, se evaluó la condición de fumador al tercer día del tratamiento y una semana después de su finalización.

Al tercer día, las mujeres en fase folicular en un 25% recayeron en el hábito de fumar; las que se hallaban en la fase lútea, el 52% no recayó y los hombres lo hicieron en un 19 %.

A la novena semana, los mejores resultados fueron alcanzados por las mujeres que iniciaron el tratamiento en fase lútea (71%); para el resto de las mujeres la cifra alcanzó el 68% y los hombres 31%.

Se confirmó lo que se esperaba: la frecuencia de éxito del tratamiento para dejar de fumar en las mujeres en la fase folicular del ciclo menstrual, al comienzo del programa terapéutico, fueron significativamente mayores a las observadas en las mujeres en la fase lútea.

Los mejores resultados observados en las mujeres en fase folicular con respecto a los correspondientes a las mujeres en fase lútea y a los hombres persistieron aún una semana después de la finalización del tratamiento.

La propensión inicial de las mujeres en fase lútea de recaer en el hábito de fumar persiste todavía después de atravesar las siguientes etapas del ciclo menstrual durante el tratamiento.

Con respecto a los mecanismos responsables de la mayor propensión de las mujeres en fase lútea para recaer en el hábito de fumar durante el tratamiento, uno de éstos podría comprender la coexistencia de síntomas premenstruales y de abstinencia, lo cual determina que esta última provoque reacciones negativas de mayor intensidad y, de esta manera, la abstinencia del hábito resulta más dificultosa.

Por otra parte, la frecuencia de recaídas en las mujeres en fase lútea podría deberse a la diferencia en la respuesta a los impulsos con relación a las mujeres en fase folicular.

Los autores consignan que se debería intentar la coincidencia de la interrupción del hábito de fumar con la fase folicular, ya que esta intervención no conlleva riesgos y parece aumentar la probabilidad del éxito terapéutico.

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