A lo largo de la historia, los mitos y leyendas populares han trascendido a veces para explicar ritos, otras que trastocan hechos históricos para traerlos al presente en forma de héroes o personajes macabros, oscuros y casi siempre muertos, que mantienen viva la leyenda apareciéndose para vengar a hombres infieles, comerse la cosecha o simplemente aparecer para asustar y causar pavor en los ciudadanos honestos y buenos como uno, claro está.
Esta leyenda no tiene un hecho histórico particular que la origine, ni ninguna festividad que la justifique. Sin embargo, es una fábula de gran utilidad comprobada desde Alaska hasta Tierra de Fuego.
“El Hombre de la Bolsa”,es llamado así en Argentina y Uruguay. En España y México se lo conoce como Hombre del Saco o Viejo del Costal, y Sacoman en spanglish, en la zona fronteriza entre México y EEUU.
Se trata de un personaje desagradable, desprolijo, sucio y encorvado. Usa ropas desgastadas y lleva en su espalda siempre una bolsa de arpillera.
Para explicar su origen hay que centrar la atención en los mendigos, pordioseros o trabajadores “golondrina” que vagan sin rumbo y migran hacia donde hay trabajo. Por no tener vivienda y estar a merced de su suerte, el hombre lleva en una bolsa todas sus pertenencias.
La bolsa y el aspecto horrible y aterrador es una herramienta efectiva a la hora de asustar a un niño.Antes de explicar el fundamento o bien dar una buena razón para hacerlo, muchas madres utilizan a este personaje como amenaza si sus hijos no se duermen, no comen, si se sueltan en la calle o bien por no obedecer una orden.
Además, es fácil encontrar a uno por la calle, por lo que no será una dificultad mostrárselo a un pequeño agitador en caso que dude de su existencia.
Este anti-héroe de la sociedad moderna está estrechamente ligado a otro, el Cuco o Coco, que tiene como función asustar a chicos por una conducta determinada . Si bien la consigna es la misma que el vagabundo, el Cuco es un ser oculto cuya imagen es imperceptible, dado que trabaja en la más espesa oscuridad de la noche. Sus víctimas predilectas son los niños y las mujeres , a quienes agarra con fuerza de la ropa.
Las acciones para motivar el castigo del Hombre de la Bolsa o del Cuco son las mismas, como se había mencionado antes, desobedecer en todo aquello que un padre no tenga ganas de explicar. Los chicos deben tener en cuenta que ya sea uno u otro, cualquiera de los dos tiene las facultades de devorar niños y llevarlos a un lugar muy lejano.
Así lo expresa alegremente una conocida canción de cuna, que se remonta al siglo XVII y se encuentra en una obra dramática, el Autor de los desposorios de la Virgen de Juan Caxés:
Ea, niña de mis ojos,
duerma y sosiegue,
que a la fe venga el coco
si no se duerme
(cit. en Masera 1994: 205).
La versión más conocida es:
Duérmete niño,
duérmete ya,
que viene el cuco
y te comerá.
(también "te llevará")
Moldeado a las costumbres y ala sociedad del Norte argentino , la figura del hombre de la bolsa se traduce en Miquilo, un pequeño duende que aparece a la hora de la siesta (si el niño se resiste a dormir) y que persigue a los chicos que andan por el campo.
A Miquilo se lo describe con un poncho y un gran sombrero negro (o quizá sea uno de tamaño normal en un cuerpo pequeño) y llevando siempre una mano de fierro y otra de lana.En La Rioja cuentan que el duende se le aparece a los hombres del pueblo y les pregunta con cual mano quieren que les pegue. Si se elige la de lana, que es la opción más común, se siente un golpe fuerte y suave si se elige la de hierro.
miércoles, 11 de junio de 2008
¿Quién no se asustó con el Hombre de la Bolsa? Te contamos su origen
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