domingo, 8 de junio de 2008

Educacion sexual: El silencioso camino de niño a hombre


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Las primeras poluciones nocturnas a los 12 o 13 años no generan la misma expectación que la menarquia en las niñas, pero el proceso conlleva cargas físicas y emocionales de igual magnitud.

Definitivamente es un asunto del que se habla poco. ¿Alguien espera el momento en que el niño tiene sus primeros sueños húmedos, como eufemísticamente se les llama? ¿Quién ha oído hablar de la espermarquia?

Equivalente a la primera menstruación

Mientras para las niñas la llegada de la primera menstruación, o menarquia, es un evento que despierta expectación en la familia y de la que la mayoría tiene una buena dosis de información, el proceso similar que viven los niños - la espermarquia y las primeras eyaculaciones nocturnas- pasa casi inadvertido y los conocimientos que se manejan son mínimos.

Pero en rigor, el tema es el mismo. Espermarquia es la primera producción de espermatozoides que, generalmente, ocurre un par de meses antes de la primera eyaculación, pero que nadie nota porque se expulsan a través de la orina. Ambos procesos pueden producirse en un período bastante amplio: entre los 10 y los 14 años.

Pero en promedio, las poluciones nocturnas, como también se les llama a las primeras eyaculaciones, ocurren entre los 12 y 14 años, cuando los niños han recién iniciado su desarrollo puberal, graficado en el crecimiento paulatino de los testículos, el pene y el escroto.

Inicia la fertilidad

Con esto, el joven adquirirá la capacidad potencial de ser fértil, aunque en los primeros meses la cantidad de espermatozoides en el semen puede no ser suficiente para fertilizar un óvulo.

Competencia viril

A diferencia de la mujer, en la que la máxima velocidad de crecimiento ocurre antes de la menarquia, en el hombre el peak llega a los 14 años, después de la espermarquia,

Esto ha contribuido a que el proceso no tenga la connotación ritual que tiene la primera regla femenina, porque los signos más evidentes del crecimiento del preadolescente - altura, voz, vellos- aparecen después del primer sueño húmedo.

La vivencia emocional de este período, eso sí, deja huellas según cómo la familia lo maneje y la información que tenga el preadolescente. De ello dependerá la dosis de angustia con que el joven lo viva.

Aunque ellos no suelen recordar cuándo fue la primera polución nocturna, sí rememoran cuán importante fue ese período entre sus compañeros, las bromas que se intercambiaban, las competencias entre amigos sobre sus capacidades físicas y los problemas que sufrían quienes mostraban un crecimiento tardío.

Sólo entre amigos

La mayoría de las primeras eyaculaciones ocurren de forma inconsciente durante el sueño, pero también puede aparecer durante un proceso de autoestimulación erótica o masturbación del adolescente, explican los especialistas.

En el hombre esto se vive como algo más íntimo, entre los amigos. Entonces, cuando aparecen las primeras poluciones nocturnas tienden a esconderlo, porque todavía son niños. Recién están comenzando la adolescencia y no entienden mucho este fenómeno.

La edad de comienzo es muy diversa en los muchachos

La poca o mala información inicial trae aparejados otros problemas. Las primeras prácticas se conversan entre los amigos, sobre todo lo referente a la masturbación. Y esto a los padres les genera mucho temor de que comiencen las conductas sexuales.

Por eso, señala el psicólogo, es importante la actitud que los padres tengan frente a lo que el hijo está viviendo. Se ha visto que una actitud castigadora es negativa, porque se asocia la cosa sexual a algo malo. Lo adecuado es que los padres informen al niño sobre lo que les está pasando; decirles que es normal que algunas noches se moje, que es posible que comience a sentirse atraído por las niñas y que quizás se masturbe, pero que estas conductas no son públicas sino íntimas, como la sexualidad. Esto genera una cierta protección ante cualquier situación, comenta.

Niños juegan con juguetes y ya en el curso hay otros que miran a las niñas con otros" ojos"

Los padres también deben saber que son los niños quienes más pueden sufrir si su desarrollo físico se atrasa, porque son generalmente objeto de burla de sus compañeros, y sienten que no cumplen con el estándar masculino. A esta edad los jóvenes están centrados en sus cambios y viven en permanente duda con respecto a lo que es normal o anormal. En los niños el crecimiento puberal tardío se puede asociar a sentimientos de inseguridad y de baja autoestima, explica la pediatría.

Muchos coinciden con esa apreciación. Este período de desarrollo toca en el hombre un punto muy sensible. No en relación a su definición sexual, sino a la personalidad del niño, su autoimagen, su capacidad académica y de resolución de conflictos. En eso los padres tienen que poner mucho ojo.

Por eso, los expertos aconsejan que un niño mayor de 14 años que aún mantiene un cuerpo infantil y no ha tenido las primeras poluciones nocturnas acuda al especialista porque esto podría indicar algún problema de desarrollo físico que finalmente desembocará también en uno de tipo emocional.

Mitos tontos y peludos

Siempre privilegiados, los hombres no sienten dolor con sus primeras poluciones nocturnas. Tampoco hay mitos asociados al hecho, aunque sí con respecto de la masturbación, como que el hechor se vuelve vicioso, puede quedarse tonto, ciego o que salen pelos en las manos.

Ninguno es verdad. Lo único cierto es que las encuestas muestran que más del 90% de los preadolescentes practica en algún momento la autoestimulación erótica en condiciones de intimidad.

Pero como no genera dolor, no es fácil descubrir si algo está mal. En general no nos damos cuenta de un retraso puberal por la ausencia de eyaculación o espermarquia, sino porque hay un proceso de maduración retrasado, es decir, que hacia los 14 años no haya crecimiento testicular. Por eso se pregunta a los niños cuándo comenzó a crecer el vello, el escroto o el pene, porque la verdad es que pocos se fijan si les crecieron los testículos.

Para saber cómo va el desarrollo, es necesario que los preadolescentes visiten al doctor al menos una vez al año.

Fuente: Pediatra al Dia

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