miércoles, 4 de junio de 2008

Nuevos avances de Toyota en la búsqueda de energías alternativas que reduzcan el impacto medioambiental


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Biocombustibles, hidrógeno

El éxito de la última prueba de un vehículo híbrido de celda de combustible de hidrógeno y el desarrollo de un biocombustible que no provoque distorsiones en los precios de productos básicos de alimentación marcan un nuevo camino para impulsar un desarrollo sostenible.


El vehículo híbrido de celda de combustible de hidrógeno de Toyota realizó un viaje histórico de Alaska a Vancouver, lo que ha representado un gran avance en el funcionamiento en largas distancias de un sistema híbrido de celda de combustible, cuya única emisión es el vapor de agua.
Con un recorrido de 3.700 km sólo con hidrógeno, el FCHV (Fuel Cell Hyrbrid Vehicle, vehículo híbrido de celda de combustible) de Toyota completó la ruta de Fairbanks en Alaska a Vancouver, en la British Columbia, en siete días, con un media de más de 480 km entre repostajes.


La prueba realizada confirmó el fulgurante progreso en fiabilidad y durabilidad, la capacidad de funcionamiento en condiciones climatológicas frías y la gama ampliada del sistema híbrido de celda de combustible de Toyota.


Este desarrollo, junto a la tecnología híbrida de Toyota ha sido una iniciativa totalmente interna. Toyota desarrolló únicamente todos los componentes clave, incluido el sistema de gestión de alimentación, batería y pila de celda de combustible de nueva generación.


Virutas de madera: un biocombustible más respetuoso


El biocombustible es un combustible desarrollado a partir de materia orgánica, generalmente de origen vegetal. Los biocombustibles como el etanol se considera que son “neutros en carbono”, es decir, el nivel de CO2 emitido a la atmósfera al consumir el combustible no es mayor que el que se toma de la atmósfera durante el crecimiento de la planta.


En otras palabras, no hay ningún aumento neto del dióxido de carbono, uno de los principales gases implicados en el calentamiento global.


Toyota está desarrollando una capacidad de producción de etanol celulósico basada en sus conocimientos biotecnológicos, que permitirá obtener biocombustible a partir de orígenes vegetales no alimenticios como virutas de madera. A diferencia de los biocombustible que proceden de cosechas como el maíz, el azúcar de caña y las semillas de soja, el etanol celulósico se fabrica a partir de plantas no comestible, que no afectarán al suministro de alimentación y los precios.


Fuente: Tenerifemotor


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