Desde hace algún tiempo, en Japón las muñecas dejaron de ser exclusividad de las niñas. Ahora, y en lugar de los familiares que poco a poco van dejando la casa, los ancianos pueden sentirse “acompañados” por Purimopueru, una muñeca de unos 50 centímetros, de mejillas suaves y rosadas, que cuando le hablan o la abrazan, responde.La novedad, que da a conocer hoy el diario Clarín, es un boom de ventas entre los ancianos en ese país, donde la tasa de natalidad no para de caer. Tanto, que se espera que el número de ancianos rebase el número de niños en una proporción de dos a uno dentro de cinco años.
"El sector atiende el problema ampliando la edad de sus potenciales compradores, -dijo ante este problema Fumiaki Ibuki, miembro de la comisión que planea el Tokio Toy Show-. La idea es que los juguetes no son solo para niños".
Bandai, que vende el 20 por ciento de sus juguetes a adultos, creó la línea Purimopueru para niños en 1999. Ahora es la muñeca de mejor venta de la empresa: se han vendido más de un millón de unidades, principalmente a mujeres de entre 50 y 60 años, dijo el director creativo del producto, Hiroko Tarima. Se vende por 7.980 yenes (US$ 75).
Al simpático muñeco se le puede enseñar a hablar y a cantar; puede reproducir hasta cinco canciones y 380 palabras en el curso de un año. Siempre y cuando, claro, sea tratado con amor.
“Las familias ya no viven juntas ahora, así que las nietas les dan muñecas a sus abuelas y las hijas a sus madres-, dijo Tarima, de 24 años, representante de Bandai-. Es un poco extraño, pero las muñecas se vuelven una especie de sustituto”.
Para aquellos que se lo tomen más en serio, la empresa se encarga de organizar un simulacro de inicio de clases en la guardería para la muñeca, así como una fiesta de cumpleaños y viajes a los baños de aguas termales para los juguetes y sus padres.
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